Señales (Cuento de mi autoría)
Y tú, padre mío, allá en tu cima triste, Maldíceme o bendíceme con tus fieras lágrimas, lo ruego. No entres dócilmente en esa buena noche. Enfurécete, enfurécete ante la muerte de la luz. (Dylan Thomas) Entré a la pequeña capilla de la funeraria. Invadido de tristeza, me sentía como un pozo lleno de alquitrán. Me senté en una de las bancas rectangulares e incómodas de la primera fila. Miré al Jesús de yeso que colgaba en la pared blanca del fondo del pequeño cuarto, junto al atril del cura. Treintañero y con el sufrimiento detenido en el tiempo, me miraba sin verme. Un adorno de flores marchitas yacía a sus pies, una ofrenda más con la que el tiempo no tuvo piedad. Le dije en voz baja: -Vé, Jesús, dame una respuesta que me saque de esta angustia oscura y espesa en la que se han convertido mis pensamientos. ...