Diciembre, pólvora, policías y nazis
Ya se siente uno en diciembre, porque en Colombia diciembre empieza en noviembre y a veces en octubre. Y si hay algo que avisa que este mes ha llegado en Colombia son las explosiones de esos petardos que llaman petacas. Hoy a plenas 6 AM escuché una. Como si no hubieran estallado ya suficientes cosas y personas en este país, hay quienes se divierten hasta el paroxismo con ese ruido infernal. Sin embargo, no todo sonido de estas épocas es ruido desbocado y sin sentido. También hay música.
Resulta que hoy, en un taxi en el que iba camino al trabajo, recibí un mensaje por Whatsapp de un amigo. Era un vídeo en el que mostraban que unos miembros de una escuela de policía de Tuluá Valle habían decidido homenajear a Alemania.
En el vídeo se recorre con un plano secuencia casero un escenario bizarro y pintoresco. El lugar es un salón de eventos con mesas y globos por doquier, como en cualquier matrimonio o reunión familiar grande típico de nuestro país. Los globos están atados de a tres con los colores de la bandera de Alemania. En las mesas hay gorras de la SS y ametralladoras de cartón. También llama la atención que frente a las mesas y sobre una alfombra roja hay aviones y tanques de guerra grises hechos burdamente con cartón y el símbolo del Águila Imperial con la esvástica. Al final del plano hay un policía con un uniforme de militar nazi. Y por último, para adornar la escena no puede faltar la banda sonora de este popurrí Colombo-Alemán: Ay Cariño de Rodolfo Aicardi. Un cantante aindiado y caribeño que los arios no hubieran aguantado sobre la faz de la tierra. Con este detalle musical pensé: hoy es diciembre y la Policía Nacional lo sabe.
Busqué más sobre el hecho y encontré que en el Twitter de la Institución dice: "Desde la Escuela de Policía Simón Bolívar del municipio de Tuluá, realizamos semana de internacionalización con el país invitado Alemania. Con estos intercambios culturales fortalecemos el conocimiento de nuestros estudiantes de policía". Lo más sombrío, desesperanzador y hasta grotescamente gracioso de este performance del horror y el mal gusto es que unos estudiantes hagan un homenaje a un grupo de genocidas sin saber que fueron unos genocidas. Es tal la pobreza cultural de la escena que ni siquiera es una apología consciente a los nazis, sino un homenaje desde la más cándida ignorancia.
Después de ver el vídeo y leer el Tweet pensé en los muros de esas universidades públicas en los que por años ha estado pintado el rostro de Iosif Stalin, otro genocida, pero comunista. Y nadie se ha inmutado por ello, ningún estudiante. Si Orwell nos enseñó algo es que el dictador soviético y el alemán fueron de la misma calaña. Si la Policía Nacional y los muros de dichas universidades nos enseñaron algo es que la educación va más allá de entrar a un lugar llamado Institución Educativa y que, especialmente en diciembre, Colombia es el país más feliz del mundo.
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