Match point o los infortunios de la suerte










Resultado de imagen para match point pelicula primera escenaEl tenis es un deporte que se puede jugar en equipo, pero ésta modalidad no goza socialmente del prestigio de los triunfos en modo individual. Los grandes tenistas son tenidos por tales gracias a los triunfos que logran en solitario, no tendríamos noticias de Roger Federer o Serena Williams sino hubieran ganado por sí solos varios Grand Slam. Chris Wilton, tenista profesional, es el protagonista de la película Match Point (2005) de Woody Allen. Chris es un solista en el set de juego y en la vida, un competidor solitario que gracias al tenis pudo superar una existencia de carencias económicas. Sin embargo, sus logros deportivos no le han sido suficientes para ser el mejor. A Chris no le sirve sólo ser bueno o talentoso, debe ser el mejor, un imperativo cuyo motor es la ambición desmedida bajo el cual ejecuta sus acciones en todo ámbito de su vida. Por ello, tras varios intentos fallidos de estar en la cima del deporte blanco, incluso jugando contra los mejores, se ha resignado a que no podrá ser un Andre Agassi. Y en ello, a su juicio, ha tenido mucho que ver la suerte.

Por ello, Chris busca su fortuna por otra parte, o como dice en una ocasión “hacer parte de algo grande”. Así, inicia de nuevo como instructor de tenis en un prestigioso club social de familias ricas en Londres. En ese lugar conoce a Tom Hewett, el hijo de un millonario hombre de negocios, quién empatiza con Chris porque a pesar de su origen irlandés de clase obrera es un tenista conocido y también un hombre culto que ama la ópera, y leer con voracidad a Dostoievski, escritor desde el que Woody Allen desatará la tragedia. Después de una clase Tom invita a Chris a La Traviata, una ópera que narra la trágica historia de amor entre un noble y una cortesana, que muere de tuberculosis en los brazos de un amado que descubre poco antes de su última respiración que ella no le ha sido infiel, y que por el contrario se ha sacrificado por su amor. En el teatro la hermana de Tom se siente atraída inmediatamente por el instructor de tenis. Chris parece encajar en el mundo suntuoso de los Hewett y desde ese momento se empieza a ganar la simpatía de los padres con una narrativa de hombre que ha luchado desde abajo venciendo obstáculos con trabajo esforzado y que en el proceso se ha preocupado por alimentar su espíritu con alta cultura.

La buena impresión que ha dejado en la ópera le garantiza ser invitado a casa de los Hewett a una fiesta de alta sociedad. El lugar es imponente, con grandes espacios decorados con una suntuosidad aristocrática propia de una burguesía que se complace en demostrar su clase, mostrando su gusto por lo clásico: una biblioteca babilónica y el fondo permanente de música clásica así lo atestiguan. En la fiesta pasan dos cosas que van a determinar el desenlace trágico de la trama. La primera, es que Chris concierta una cita con Chloe que será el inicio de una relación con la heredera de los Hewett y le garantizará ascender socialmente. La segunda es que conoce a Nola Rice, una mujer que contrasta con la candidez y ternura de Chloe por su sensual belleza y arriesgado juego de seducción. Después de un juego de Ping-Pong en el que la tensión sexual entre Chris y Nola se genera irrevocablemente también se devela la ambición de ambos por escalar socialmente ligándose a la familia Hewett, Nola resulta ser la novia de Tom.
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Tras consolidarse la relación entre Chris y Chloe, en una cena en la que comparten las dos parejas que protagonizan la película se desarrolla una escena que se configura como el núcleo de la historia, una escena construida con diálogos ingeniosos y notables actuaciones. Luego de que Tom le dice a Nola que para que su carrera como actriz coja alto vuelo sólo necesita una oportunidad, Chris, mirándola fijamente dice que: “Es importante tener suerte. Parece que los científicos confirman cada día más y más que la existencia se debe a una casualidad. Sin propósito ni destino”. Para Chris el trabajo duro es necesario si se busca lograr algo grande en la vida, pero no es suficiente. Luego Tom, con el fin de contrarrestar la nihilista versión sobre la vida que tiene su amigo,  interviene con la sentencia que proferiría un vicario: “la desesperanza es el camino más fácil”. Sin embargo, Chris lo controvierte afirmando que “la Fe es el camino más fácil”.

Chloe desde su candidez optimista zanja la discusión filosófica cambiando el rumbo de la conversación por considerarlo aburrido volviendo al tema de la carrera artística de Nola, tema sensible para la aspirante a actriz, pues lo único que ha logrado hacer es un comercial de televisión. Acto seguido, Nola vuelve a participar hablando en la cena y manifiesta que está pensando en abandonar la actuación debido a que no ha conseguido un papel significativo en una película tras muchos intentos infructuosos y concluye con que no soportaría que la gente de su pueblo piense que fracasó en su intento de ser famosa en la cosmopolita Londres.

Es en este momento que ambos personajes finalmente fijan su atracción. Tanto Chris como Nola se muestran secretamente quiénes son sin que Tom ni Chloe lo perciban: escaladores sociales en la clase alta londinense que comparten como origen una clase social inferior. Si bien se reconocen como tal desde el primer encuentro que tienen en la casa Hewett jugando Ping-Pong, en ésta cena es donde la sospecha se vuelve certeza para ambos. Ya la atracción existía, pero aquí se fija porque se ven reflejados el uno en el otro y por lo que supone para un jugador su mejor incentivo: el riesgo. No es gratuito que Chris sea irlandés y Nola norteamericana, pues Irlanda y Estados Unidos fueron colonia de Inglaterra, una Inglaterra representada por la acomodada posición social y económica de los Hewett. Chris y Nola ven en los hermanos Hewett el instrumento para ascender socialmente, ven en ello una especie de gloria como alternativa a sus intentos fracasados de brillar en el deporte y el arte respectivamente, y por eso saben que dejarse llevar por el deseo que empieza a crecer entre los dos no los lleva a nada juntos, pero ambos son jugadores y lo quieren todo.

El deseo vence al final y la aspirante actriz y el resignado tenista sucumben a un juego de seducción que termina en un encuentro sexual propiciado en gran medida por una serie de encuentros casuales. Durante una estancia en la casa de campo de los Hewett, Nola cede al deseo después de ser humillada una de tantas veces por la clasista madre de Tom. Sin embargo, poco tiempo después Tom y Nola terminan su relación, Nola desaparece del radar de Chris y de los Hewett. Además, Chris se casa con Chloe. Pero un último encuentro fortuito en un museo de arte es seguido de un número de sucesos que desembocan en el epílogo trágico de la historia. Chris y Nola retoman sus encuentros sexuales y se embarcan en una relación de amantes, en la que Nola ya no es la Femme Fatale del inicio del filme y se devela como una mujer débil emocionalmente, insegura y necesitada de afecto que soporta ansiosamente, entre la bebida y las pastillas para los nervios, ocupar el lugar de Chloe. Paradójicamente Nola queda embarazada mientras Chris no puede embarazar a su esposa ni acudiendo a tratamientos de fertilidad. Así, Chris queda en una encrucijada pues Nola no quiere abortar como él se lo sugiere y manifiesta que sino deja a su esposa le contará todo lo sucedido entre los amantes.
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De esta manera, Chris empieza a maquinar el asesinato de Nola, pues no quiere dejar un estilo de vida que ha logrado gracias a las buenas relaciones que ha tejido con la familia Hewett. Y es aquí, donde la magistral adaptación de Dostoievski a la película cobra su fuerza. El plan: asesinar primero a la anciana vecina de Nola con una escopeta de cazar tomada de la casa de campo de los Hewett y hacer parecer que el móvil del crimen era el robo de joyas y medicamentos controlados, aprovechando los antecedentes de robo en el edificio de sus víctimas. Luego asesinar a Nola y hacerla parte del móvil del robo por drogas dejándola como una víctima de la mala suerte.  Cual Raskolnikov, Chris sufre somáticamente la angustia que supone la planeación y la ejecución del asesinato de Nola, pero a diferencia del protagonista de la obra de Dostoievski quién no contaba con que iba a asesinar a la hermana de la anciana usurera, Chris va mucho más allá y planea la muerte de una anciana inocente y sabe que al asesinar a Nola necesariamente tiene que dar muerte a su propio hijo. Lo que viene para Chris después de que la policía lo descarta como culpable es muy probablemente algo análogo al infierno psicológico que vive Raskolnikov tras asesinar a la anciana durante toda la novela.
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Esto último se evidencia sobre el final de la película cuando Chris tiene una especie de alucinación con Nola y la anciana. En primera instancia le dice a Nola que a pesar de que no fue fácil asesinarla, en el momento clave pudo apretar el gatillo y no le queda de otra que guardar la culpa bajo la alfombra. Algo similar intenta Raskolnikov, sólo que su alfombra es un nihilismo menos pesimista que el de Chris, pues justifica su acto como una manera de mejorar el mundo, debido a que considera a la anciana usurera como un parásito que obstaculiza el desarrollo de su potencial, de un mejor futuro. Sin embargo, el castigo para Rskolnikov y para Chris, no provendrá del exterior, ni de las leyes de Dios ni de los hombres, sino del interior, de la culpa. Raskolnikov encontrará gracias a Sonia la redención. Pero en el caso de Chris, debido a la forma como termina la película, con una familia Hewett celebrando el nacimiento del hijo con mejor suerte de Chris, no deja casi lugar para pensar en la redención del tenista.

La alfombra representa los principios nihilistas desde los que Chris direcciona y justifica sus actos, los cuales bien podrían reflejar la conocida sentencia de Iván Karamazov: “Si Dios no existe todo está permitido”. Desde ésta perspectiva, la voluntad de lograr lo que se quiere está por encima de cualquier precepto moral. Así que cuando en segunda instancia lo interpela la anciana diciéndole que ella no tenía que ver con su horrible aventura y qué sino de le da remordimiento el haberla ejecutado a sabiendas de que era inocente, Chris hace eco de las sentencias de Raskolnikov cuando se compara con Napoleón, y le contesta que a veces hay que sacrificar inocentes como parte de un plan más grande. Cuando la anciana vuelve a interpelarlo y le recuerda que su hijo con Nola también fue una víctima inocente, Chris cita al escritor trágico Sófocles: “no haber nacido jamás podría ser la mejor bendición”. La visión de Nola finalmente le advierte a Chris que se prepare para la angustia que supone ocultar los crímenes. Chris responde finalmente que sí es atrapado entonces en el mundo habrá algo de justicia y el frío y despreocupado azar no será quién premie sin saberlo la maldad de los hombres, y vuelve a echar la culpa bajo la alfombra.
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El crimen de Chris termina siendo perfecto porque no lo descubren a pesar de la astucia de uno de los investigadores, no por la cuidadosa planeación del mismo, sino por cuestiones azarosas que se manifiestan en un error de Chris cuando intenta eliminar la evidencia de su acto criminal, confirmando la sentencia que se fija en el prólogo de la tragedia de Woody Allen como principio director del resto de la historia: más vale tener suerte que talento. 

Match point es una expresión que en el tenis significa el punto que da por ganado el juego, el punto que da la gloria del triunfo sobre el rival. Se pierde ese punto y cualquier otro si la pelota cae del lado de la cancha que corresponde al jugador. Sin embargo, en la película se teje una interesante paradoja a través de una imagen comparativa entre el ir y venir de la pelota de tenis sobre la malla y el anillo que no cae en el río con el resto de evidencia del crimen. A pesar de que el anillo queda en la calle como cabo suelto, metafóricamente cae en el lado de la cancha del jugador, es éste hecho el que salva a Chris de ser acusado de los crímenes “ganando el juego”, confirmando una vez más que el azar y no la cuidadosa elaboración y ejecución de nuestros planes es lo que determina su éxito o fracaso. Sin embargo, para Chris la culpa, como una fuerza inconsciente que no escucha argumentaciones, no dejará de socavar las mieles de la gloria, la expresión de su rostro al final de la película así lo dictamina.


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